XXVIII Salón de Noviembre

El autorretrato “Luz” explora el lugar preciso en el que el individuo se rompe. Esta visión se construye y resuena en los silencios, los espacios en blanco, aquello que solo puede ser entendido desde la vivencia directa pero que con el simbolismo presente la propuesta pictórica transmite la deconstrucción del ser al entrar en conexión con las plantas enteógenas, rupturas que estas generan desde una perspectiva individual pero que potencialmente tienen un profundo un alcance colectivo.

Título

Luz

Año
2025

Premio Único, Parte de la colección de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

La transformación es un desmantelamiento radical de las construcciones mentales que sostenemos en nuestro accionar diario que es cuando realmente uno hace un cambio. En el contexto de la salud mental contemporánea, donde muchas veces predomina una visión reduccionista y farmacológica del tratamiento, este camino nos hace voltear a una búsqueda desde lo orgánico, lo comunitario, lo interconectado y lo imperceptible para los sentidos en condiciones normales.

Tradicionalmente el uso de elementos como la Huachuma o Ayahuasca llevan al individuo a un estado alterado de conciencia que, como las raíces del rizoma, rompen con las estructuras preexistentes del ego, desmantelan la linealidad del pensamiento trabajando nuestra percepción y nos abren a un campo más vasto de posibilidades, sin centro ni fin. Más allá de los relatos de transformación individual, la medicina ancestral ofrece una visión radicalmente diferente del bienestar, la cual no separa al individuo de su comunidad, de la naturaleza, ni de lo espiritual. Algo muy presente en las comunidades en las que el uso de estas plantas como medicina es algo habitual dentro de la sociedad y pilar fundamental de su convivencia.

En el trasfondo de la pintura está una invitación a reflexionar sobre el potencial de las plantas como un puente, no solo para sanarnos a nivel personal, sino para desde ahí reparar el tejido mismo de nuestras comunidades. ¿Qué pasaría si, como colectividad, nos permitiéramos el respeto y la apertura que los pueblos indígenas han tenido durante siglos hacia estas plantas? ¿Cómo podríamos, a través de estas experiencias abrir una puerta hacia la sanación colectiva?

XXVIX Salón de Noviembre

En un tiempo dominado por la inmediatez, la memoria se convierte en un territorio inestable. Entre los residuos lumínicos de las pantallas y las huellas del cuerpo, la conciencia habita una zona intermedia: un presente saturado donde lo vivido y lo digital se confunden.

Título

brainrot

Año
2024

Postulación no seleccionada

Desde esta perspectiva, los impulsos eléctricos y las interferencias visuales no son solo metáforas tecnológicas, sino manifestaciones de un nuevo tropismo digital: reacciones automáticas ante el brillo, el ruido, la promesa inagotable de lo siguiente. La obra interroga esa pulsión colectiva que nos mantiene consumiendo, fragmentados en múltiples pantallas tocando fondo en el brainrot.

En su centro, emerge una pregunta sobre memoria y atención, lo que estamos perdiendo inmersos en el doomscrolling. También una advertencia silenciosa: ¿qué tipo de conciencia se está formando en quienes crecen dentro de este resplandor constante?

La propuesta plantea una visión del cuerpo contemporáneo como receptor de flujos constantes de información, deseo y estímulo que, en exceso, erosionan la percepción del tiempo. Lo cotidiano se disuelve en un ciclo repetitivo de atención y vacío: una suerte de eterno retorno como pregunta ética y vital, si debiéramos vivir esta misma vida una y otra vez, ¿la aceptaríamos tal cual es?

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